16 abr 2015

La carta de Sepúlveda

Por @Ruiz_senior

La historia colombiana reciente es como un tobogán en el que se va cada vez más rápido hacia una tiranía como la cubana y todas las instituciones y costumbres propias de las sociedades democráticas se van transformando en las que definen a los regímenes totalitarios: el poder judicial no aplica la ley sino que persigue a quienes incomodan al gobierno, la prensa no informa sino que hace propaganda, el legislativo no discute las leyes sino que aprueba lo que ordena el mandamás, las escuelas no enseñan más que las mentiras que definen a la ideología de la burocracia...

Si se toman sólo las noticias de ayer ese proceso es claro: los terroristas masacran a once militares y el presidente utiliza el hecho para insistir en la "necesidad de acelerar las negociaciones", cosa que se debe entender como presión para que los ciudadanos acepten más premio a los terroristas.
No parece demasiado atrevido pensar que la masacre tenía ese objeto, habida cuenta de la presteza con que los cobramasacres salieron a exigir el cese al fuego bilateral.

Por lo demás, ese final de la negociación en un régimen socialista es algo que los terroristas proclaman sin vacilar y por lo que sus clientelas presionan día tras día.
El montaje del "hacker" Sepúlveda destaca entre todas las infamias de la persecución que emprendió el régimen para intimidar a todo el que pueda incomodar a la "paz" por el nivel de falsedad y disparate a que llega: no es que la restitución de Petro (que nunca se aplicó en otros casos y que deja sin función a la Procuraduría), el encarcelamiento de los funcionarios relacionados con Yidis Medina (parece que fuera el primer caso de clientelismo que ocurre en el país), la condena a Andrés Felipe Arias a 17 años por algo que hicieron todos sus predecesores, sin siquiera argumentar que hubo dolo, o la prisión a Luis Alfredo Ramos no sean crímenes en toda regla, pero el montaje del "hacker" ya es, como señala Eduardo Mackenzie, un salto cualitativo hacia la implantación de la tortura como forma de obtener confesiones.

No es raro que la prensa no haya publicado la carta que Sepúlveda leyó en su juicio. Es un documento al que vale la pena prestar atención.
Su señoría, me dirijo respetuosamente a usted para hacerle dos solicitudes, primero, deseo ofrecer disculpas públicas, he preparado un documento el cual he escrito a mano y mi familia me ha ayudado a transcribirlo, el cual, una vez lea, deseo entregarlo a los medios de comunicación.
La carta fue noticia pero a través de las "interpretaciones" de los medios. Su texto sólo aparece en la página de Periodismo sin fronteras. Y el arrepentimiento sólo tiene el sentido de confirmar la existencia del delito según la conveniencia de sus verdugos. Un antecedente interesante de dicha carta es el caso de Yidis Medina, la congresista presuntamente sobornada para que aprobara la reforma que permitía la reelección de Uribe, como si no fuera lo que ocurre públicamente todos los días en el Congreso, y claramente condenada para perseguir a Uribe. Los incentivos y amenazas la convirtieron en enemiga no de quienes la llevaron a la cárcel (en la que según esa doctrina deberían estar todos los legisladores), sino de sus supuestos sobornadores. Esos hechos sólo son posibles porque hay colombianos capaces de sostener su licitud. Todos los crímenes terroristas son sólo el efecto de esa disposición, no se puede concebir un lugar en el que la gente "razone" así y no haya violencia. CONCEBIR que algo así se puede hacer sin incurrir en una inmoralidad profunda es más o menos lo mismo que contratar a un sicario.
Segundo, a título personal, sin ningún tipo de presión y bajo mi total voluntad, deseo decirle y solicitarle de la manera más respetuosa, que mi custodia sea asumida en su totalidad por la Fiscalía General de la Nación y el CTI.
Se trata al parecer de asegurarse condiciones de reclusión benévolas. en las que el prócer sigue secuestrado pero no expuesto a la situación de los demás presos, con los que por otra parte podría hablar y divulgar informaciones sobre lo que condujo a su confesión.
Teniendo en cuenta los 4 atentados que sufrí en la picota bajo la custodia del INPEC, las múltiples amenazas que recibo casi a diario y todos mis riesgos de seguridad, deseo estar bajo la protección y custodia del CTI. No tengo nada personal contra el INPEC, pero teniendo en cuenta el curso de la investigación de mi caso y a mi colaboración eficaz, la cual, la Fiscalía General de la Nación puede dar fe, no me siento seguro seguir colaborando con la justicia si mi seguridad no es garantizada, ya que basado en mis declaraciones y evidencias, hay personal del Ejército, Policía, DNI, entre otros, que se encuentran privados de la libertad y vinculados a mi proceso y para serle sincero, si a mis diligencias deben asistir grupos especializados como antiexplosivos, tácticos, de operaciones especiales y un grupo de seguridad de más de 40 personas, sólo el CTI de la Fiscalía me puede brindar esas medidas de seguridad.

Espero sea atendida y tenida en cuenta mi solicitud, a usted, gracias.
Todo el proceso es una farsa, y claramente lo era también su actuación en la campaña de Zuluaga. Es evidente, una vez más, que las ilegalidades tenían por objeto comprometer a la oposición para justificar la persecución. Sepúlveda recibe amenazas de muerte todos los días pero no tanto como Petro, Teodora, Collazos y los demás figurones de Genocide Inc.
Buenas tardes, su señoría, señores fiscalía, señores ministerio de defensa, señores ministerio público y asistentes a esta audiencia, se dirige a ustedes Andrés Fernando Sepúlveda Ardila. 
Hace 11 meses y 5 días fui capturado por la Fiscalía General de la Nación en mi oficina, desde donde funcionaba el mayor centro de espionaje contra el proceso de paz y la central de propaganda negra de la campaña presidencial del candidato opositor.
Como una mentira de un niño: el "hacker" tiene muchas ganas de autoinculparse para poder enlodar a los que lo contrataron en su campaña política. De ahí ese burdo espectáculo de "arrepentimiento", que claramente recuerda los procesos de Moscú. Aunque es como la segunda parte del escándalo de Yidis Medina, que es el nuevo paso en la persecución judicial de Uribe y sus compañeros: gente ansiosa de confesar delitos en los que sólo la perversidad de los encargados de imponer castigos pueden encontrar participación de otros.
Muchos han hablado de mi historia, he realizado tres entrevistas en total, pero esta es la primera vez que hablo en una audiencia y deseo contarles lo que aún nadie me ha preguntado. 
En la actualidad cuento con 30 años de edad, de los cuales, más de 15 he dedicado en su totalidad a la tecnología, he sido un emprendedor empedernido, he contado con buenos maestros y a pesar de las dificultades económicas que he afrontado, he tenido la suerte de salir siempre adelante. 
A mis 18 años conocí por primera vez la política, recuerdo que pocos meses antes se había acabado la zona de distensión con el grupo terrorista de las FARC, mi familia había recibido varias amenazas de muerte por parte de ellos y se veía un nuevo camino, pensé que todo era mejor. 
A los 21 años tuve la oportunidad de trabajar por primera vez en política, lo mejor, para la persona que tanto admiraba y respetaba, se creó un nuevo partido político con el cual me sentía plenamente identificado. 
Con el paso del tiempo, mi carrera profesional fue dando grandes pasos, pero mi afinidad por la política se afianzaba, con tan mala suerte que me radicalicé, me convertí en lo que tanto odié, en un radical empedernido que no estaba dispuesto a discutir con absolutamente nadie mi ideología, porque simplemente, si no la compartía, yo lo consideraba un traidor.
Una burda mentira: Sepúlveda trabajó con Rafael Pardo y con Santos, y evidentemente no tenía ninguna proximidad especial con ningún grupo ideológico. Un pretexto para descalificar a las víctimas anunciadas de la persecución. ¿Lo es Sepúlveda? Claramente es un cautivo de la Fiscalía que declara lo que lo obligan a declarar.
Pasaron los años y mi experiencia profesional aumentaba, con tan buena suerte que mi afinidad política hacía parte de mi trabajo, fui asesor en temas de seguridad informática y estrategia política en medios digitales en las campañas presidenciales y regionales más importantes de América Central y Suramérica, además, por cosas del destino, terminé haciendo una de las cosas más importantes de mi carrera profesional, ayudar a ubicar y capturar delincuentes, terroristas, etc. 
Mi trabajo con la fuerza pública fue muy corto, informal y muy productivo, ayudé en varios casos importantes, lo hice con la mejor intención y el mayor amor a mi patria, lastimosamente cometí el peor error de mi vida, uní mi trabajo y mi afinidad política. 
Debo decir tristemente que tuve mis argumentos para hacer lo que hice, fueron exactamente iguales a los que usan quienes han cometido crímenes atroces, “el fin justifica los medios” y “por amor a la patria”. Al unir mi trabajo y mi afinidad política, me convertí en un paria de la patria, afecté el honor y la lealtad de los miembros de nuestro glorioso ejército y policía nacional, todas las acciones en las que participé para luchar contra el terrorismo, fueron heridas de muerte cuando me involucré en la campaña presidencial del año 2014.
Es decir, además de la oposición política, es necesario calumniar e intimidar a los militares y policías que podrían estorbar a la "paz" o imposición de la tiranía comunista. De ahí que el tremendo espía mienta (como decir que se reunió con el general Rito Alejo del Río), a lo mejor después de espiar los aviones del Comando Sur. La tosquedad de esas mentiras que Sepúlveda repite deja ver la intención de los verdugos que lo orientan: funcionarios que no tienen por tarea aplicar la ley sino violarla, no la justicia sino la iniquidad, no esclarecer la verdad sino inventarse montajes. El Estado en manos de criminales, eso es lo que ha llegado a ocurrir en Colombia a partir de la Constitución de 1991, en particular con la Fiscalía y el poder judicial.
Debido a las acciones que estaba realizando y las que faltaron por realizar contra el proceso de paz, pude desencadenar una guerra más fuerte y atroz que la que está viviendo actualmente nuestro país, aunque me abstengo de dar los detalles, la Fiscalía ya los conoce, pero sé que todo aquel que fuera afectado por lo que iba a hacer, sería mi total responsabilidad, realmente pudo ser algo nefasto para muchas personas. En estos 11 meses y 5 días que llevo privado de la libertad, he tenido las 24 horas para pensar en absolutamente todas mis acciones y no me queda más sino decir lo siguiente:
Tremendo, el hombre reflexiona y se da cuenta de todo el daño que le hacía al proceso de paz (al que Zuluaga nunca se ha opuesto ni hay el menor testimonio de ninguna intriga contra él aparte de las declaraciones del increíble arrepentido). La falsedad y tosquedad de todo eso es una falta de respeto al ciudadano, pero ¿hay en Colombia ciudadanos? La inmensa mayoría de los que han ido a la universidad ostentan su deformidad moral aplaudiendo cualquier iniquidad que se cometa contra quienes identifican como sus enemigos, mostrando su percepción de la justicia y el derecho, no ya propia de salvajes sino propiamente de criminales. Sepúlveda no podía afectar ni afectó en nada a la componenda de La Habana, tenía el encargo de hacer parecer que ocurría tal cosa para empapelar al uribismo.
Primero, quiero dejar claro que NO ofrezco disculpas al grupo terrorista de las FARC y mientras esté vivo, nunca haré un buen comentario sobre ellos. 
Ofrezco disculpas a nuestras gloriosas fuerzas militares y de policía, lamento profundamente el daño que les causé, lamento cada día haber afectado el buen nombre y el honor de quienes realmente dan la vida por nosotros, merecen todo mi aprecio y todo mi respeto, desde el fondo de mi corazón, mil disculpas. 
Ofrezco disculpas a la Fiscalía General de la Nación, quienes en su momento fueron “mis mayores enemigos”, ahora son quienes día a día velan por la seguridad de mi familia y por la mía, lamento profundamente el daño que causé por varias acciones que hice, las cuales no voy a mencionar. 
Ofrezco disculpas a todas las personas que han participado en el proceso investigativo de mi caso, a los fiscales, policía judicial, abogados y jueces, tristemente, todo aquel que se involucra en mi caso, recibe amenazas de muerte e intimidaciones, a ellos, mil disculpas. 
Ofrezco disculpas a todo aquel que se haya visto afectado por mis acciones.
Sus disculpas sirven sólo para producir la impresión de que él sí tenía relación con militares y policías, y de paso para decir que los sicarios que lo aleccionan son víctimas de amenazas de muerte. ¿Cómo es que dichas amenazas no son noticia nunca y si lo son todos los días las que "sufren" Petro y Teodora? La desfachatez de los criminales que le encargan la sarta de mentiras al cautivo define la condición moral e intelectual del país: tal vez lleguen a distinguirse de los que mantienen gente en alambradas en la selva por el calzado, fuera de eso son viejos militantes de la Juco maquinando crímenes para hacer avanzar su revolución. Estudian Derecho pero lo primero que se enseña en las facultades de Derecho en Colombia es que "el Derecho no es más que la voluntad de la clase dominante erigida en ley", y así lo que verdaderamente ha asimilado el "jurista" es la conveniencia de delinquir.
Ofrezco disculpas a mis padres, mis hermanos y mis hijos, lamento todos los días que esto haya pasado, pero sobre todo, lamento cada lágrima derramada por mi culpa, no las merezco, pero quiero que sepan que siempre me sentiré orgulloso de mis apellidos y haré lo que esté en mis manos para que esta experiencia terrorífica que hemos vivido, sea convertida en algo bueno. 
Antes de terminar, quiero decir algo muy importante, específicamente a mis padres, mis hermanos, a mis dos hijos y a quienes se vieron involucrados en mi caso. 
En estos momentos estoy afrontado una pena privativa de la libertad, probablemente pasará un buen tiempo antes de ver a mis hijos y reencontrarme con ellos, abrazarlos y decirles cuánto los amo, me separé, afecté a mi familia y los lastimé en lo personal y laboral. 
Aquí estoy, con la frente en alto, poniendo la cara a todo este asunto, a este gran problema, luego de vivir rodeado de tecnología, ahora sólo cuento con un radio y un teléfono público, no me importa, aquí sigo firme, sigo adelante, aunque me tilden de loco, mentiroso, megalómano y toda clase de improperios, yo sé quién soy y qué quiero.
Heroísmo no le falta: saca pecho de la noble labor que ahora desempeña en compañía de sus antiguos "enemigos" de la Fiscalía para luchar por la verdad y por corregir todo lo que hizo antes. Esos malhechores no tienen noción del ridículo.
A las personas que en grandes declaraciones de prensa dicen que estoy loco, que tengo problemas mentales y otras cosas más, no me resta sino decirles que asuman las consecuencias de sus actos, eso estoy haciendo yo, aquí estoy, aceptando mis errores y pagando por ellos.
Eso es la declaración, un encargo para criminalizar al uribismo, como cuando estaba en la campaña y grababa videos en los que intentaba dar la impresión de que Zuluaga u Hoyos estaban involucrados en algo ilegal. (Los entresijos de la intriga con el espía español infiltrado por la Fiscalía no son el tema de este escrito y sin duda se podrán encontrar informaciones más precisas.)
Cuando tuve una noche de libertad al mes y medio de ser capturado, lo primero que me dijeron fue que saliera del país, yo les dije que no, que afrontaría esto, misteriosamente, luego de mi recaptura y mi traslado a la picota, las amenazas en mi contra crecieron exponencialmente, tuve 4 atentados en mi contra, una lista de amenazas reales que no para de crecer, me movilizo con un grupo de entre 40 y 50 personas, grupos tácticos, antiexplosivos y de operaciones especiales, con alimentación restringida por alto riesgo de envenenamiento y con medidas extremas de seguridad, pero ahora me dicen loco, tan loco y enfermo mental que están haciendo lo posible por callarme y asesinarme, pero ¿saben algo?, ya es demasiado tarde, afortunadamente para mí y desafortunadamente para ustedes, he contado muchísimas cosas y seguiré haciéndolo, yo soy un hombre, yo no tengo necesidad de “declararme inocente” y luego huir del país, así como lo están haciendo algunos de los que antes yo “admiraba” y con la misma afinidad política que tenía, los mismos que me dijeron que no habría lugar en el mundo donde me pueda esconder porque me encontrarán y acabarán con mi vida.
Más calumnias encargadas por los mismos con el mismo tono, con la misma falta de imaginación y el mismo sentido de tratar de involucrar a los que lo contrataron como experto en redes sociales de la campaña. No porque sean en absoluto ningún estorbo para la paz sino porque la tiranía sólo se puede sostener por medio del terror generalizado.
Ahora este “enfermo mental” les dice que sean hombres y afronten todo, la verdad es una sola y yo la estoy contando. 
Para terminar, no me resta más que seguir adelante, quiero terminar con esta frase del Conde de Montecristo: “Solo el que ha conocido el extremo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es necesario haber querido morir, para saber cuan dulce es la vida”.
Y de nuevo la exhortación final a las víctimas de la persecución para que reconozcan su "verdad" que es un invento de criminales patéticos, como se puede comprobar en cada palabra de la declaración.

Esas víctimas son totalmente inocentes de toda conducta ilegal, pero no por eso le han hecho menos daño a la democracia colombiana: después de ocho años de éxitos, Uribe no fue capaz de tocar el engendro de 1991 y remover a los jueces claramente alineados con el Partido Comunista. Sus aliados, los que lo promovían para un tercer periodo, se convirtieron en enemigos en cuanto llegaron al Congreso, y no obstante siguió haciendo componendas con ellos. Pese a la perversidad evidente de la "negociación de paz", los uribistas nunca han sido capaces de denunciarla porque creen que si lo hacen podrían perder apoyos y tener más hostilidad de la prensa, de modo que las cuatro elecciones que ha habido después de 2010 son un solo plebiscito en el que ningún candidato discute la conveniencia de premiar a las FARC...

La persecución tiene por objeto intimidar al uribismo y forzarlo a desistir de toda oposición a la tiranía terrorista. Y lo consigue, (obviamente no lo van a declarar así), por eso toda su disidencia respecto al premio del genocidio es pura "crítica constructiva" que no cuestiona los fundamentos morales del mayor crimen de la historia del país. El que quiera hacer oposición que piense en llevar a las FARC a la CPI por genocidio, demostrable en muchos casos, pero sobre todo que sepa que el uribismo siempre estará en el otro lado, que sus miras se definen exactamente por la alianza que llevó al poder a Santos y por la contratación de este valiente adalid para hacer la campaña.

Curioso, en 2010 se veía cierto activismo "profesional" a favor de Santos en Twitter. En 2014 no lo había a favor de Zuluaga, a pesar de las decenas de millones que le pagaron a este modelo de ciudadano veraz y valiente. Parece que no se dieron cuenta, no están para eso sino para buscar su puesto en La Habana.

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